martes, 16 de agosto de 2011

ROSA

Rosa nunca limpiaba ventanas.
Ya podían pedirle las dueñas de las casas donde trabajaba que limpiase cualquier cosa. Ella no tenía ningún inconveniente en limpiar baños, lavar ropa delicada a mano o, incluso, ayudar en el aseo personal del abuelo. Pero NUNCA limpiaba ventanas.

A pesar de los años transcurridos y de sus cuatro hijos, Rosa parecía casi una adolescente. Sus cuarenta y cinco años, su metro y medio de estatura y sus cuarenta y dos kilos de peso, mostraban un aspecto radiante y juvenil.
Y el secreto era Mariano.
Mariano que, tras su dura jornada en la obra, llegaba a casa cada día, se duchaba, se arreglaba y bajaba al bar de la esquina a esperar a su Rosa, que llegaba, puntual, a las siete cada tarde. Era su rato de novios, de risas y de arrumacos. Luego, de la mano, regresaban a casa a preparar juntos la cena que los cuatro lobos hambrientos devoraban junto a ellos.

Sin embargo, hubo una tarde distinta.
Una tarde de septiembre que el mundo recordaría por siempre.
Mariano había comprado todo lo necesario para instalar, al fin, las mosquiteras en las ventanas de su casa.
Rosa le pasaba las herramientas, sonriendo, a su lado.
Se agachó a recoger el martillo que reposaba en el suelo y, al levantar la vista, Mariano ya no estaba en el alféizar. Como en una pesadilla, mientras el mundo veía caer las Torres Gemelas del WTC, Rosa vio caer a su marido desde un quinto piso.

No. No la pueden convencer.
Rosa nunca limpia ventanas.


10 comentarios:

  1. José Antonio, es un honor tu comentario en este blog. Bienvenido!

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  2. Me gusta tu Rosa, Selene. Me gustan las historias cotidianas y siento que las tuyas y las mías comparten un mismo universo. Bienvenida.

    Un beso que tampoco limpia ventanas

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  3. Gracias, Odile. Eso creo yo también. Tus relatos me parecen muy bien escritos y cuentan historias que apetece leer.

    Besos!

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  4. Muy bueno este cuento, Selene, me ha gustado ese modo de narrarlo sencillo y directo, sin artificios innecesarios, pero eficaz, hermoso y, al mismo tiempo, triste. El mensaje llega y aunque se pueda intuir en un cierto punto el desenlace, esto no atenta contra la verdad de la historia y su significado. En fin, que me ha gustado y mucho.
    Enhorabuena.
    Un abrazo.
    Leo

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  5. Pobre Rosa.
    Una tragedia inconsolable.

    Que no las limpie.

    Besos.

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  6. Que delicada y valiosa construcción; me encanta como llevás el relato: "mientras el mundo veía caer las Torres Gemelas del WTC, Rosa vio caer a su marido desde un quinto piso"...

    Sublime comparación. Me gustó mucho. Abrazo.

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  7. Escritura suave, sin aspavientos, sin accesorios macabros ni morbosos, con la simpleza de las grandes escritoras dejas caer el telón en la consciencia del lector que comprende y da la razón a Rosa ¡que no limpie ventanas!
    Felicitaciones. Vendré con más tiempo a disfrutarte.
    Un abrazo.

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  8. Lo que realmente me ha impresionado es la naturalidad y belleza con que los has descrito, y dado a conocer.

    Un abrazo amiga.

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